¡Adelante, Siete Secretos! by Enid Blyton

¡Adelante, Siete Secretos! by Enid Blyton

autor:Enid Blyton [Blyton, Enid]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 1952-12-31T16:00:00+00:00


La boca de la carbonera

A ninguno de los tres le apetecía lo más mínimo entrar allí. Primero porque el agujero no era muy grande, segundo porque el fondo, al parecer, estaba lejos, y tercero porque nadie podía saber lo que esperaría en aquellas profundidades al chico atrevido que se decidiera a bajar.

—Bueno, os confieso que me parece bastante tonto entrar por este agujero sabiendo tan poco de este asunto —dijo al fin Peter—. ¿Crees que metieron al perro por aquí, Colín?

—No lo sé —repuso Colín, perplejo—. De todas formas, el perro no está aquí ahora, ni vivo ni muerto. El hoyo está vacío. Supongo que se trata de un subterráneo, y puede que sea muy grande. Por otra parte, ¿por qué razón habrían de arrojar a un perro tan precioso por este agujero? Para mí eso no tiene sentido.

—Lo mejor será que volvamos a poner la tapa y nos vayamos a casa —dijo Peter—. Está anocheciendo y os confieso que con esta oscuridad no me gusta este patio sucio y solitario.

Cogió la tapa, pero Colín le detuvo.

—Espera un minuto —dijo—. Tengo una idea.

Metió la cabeza en el boquete y silbó. Colín tenía un silbido agudo y penetrante que ponía furiosas a las personas que lo oían, porque se clavaba en los sentidos. Esta vez fue tan sonoro como siempre. En el patio no se oyó bien porque Colín tenía la cabeza en el interior del agujero, pero resonó inmediatamente en el subterráneo, donde el agudo sonido fue devuelto una y otra vez por el eco.

—¿Qué haces? —empezó a decir Peter con un tono de censura.

Pero Jack lo dedujo y le dio un codazo para que se callara.

Colín escuchó con la cabeza aún en el agujero. Oyó algo… ¿Qué sería?… Lo volvió a oír. Después cesó.

Sacó la cabeza. Los ojos le brillaban.

—El perro está ahí abajo —afirmó—. Ha oído mi silbido. Y le he oído ladrar desde lejos, desde Dios sabe dónde.

—¿De verás? —exclamó Peter—. Has tenido una idea estupenda, Colín. Bueno, ya sabemos con seguridad que el perro está ahí abajo. O sea, que aquel individuo lo tuvo que meter por aquí. Estamos ante un auténtico misterio.

—Sí, un misterio que ha brotado de pronto, como generalmente pasa con los misterios —dijo Colín—. ¿Qué hacemos ahora? Sí hubiéramos traído una cuerda, podríamos bajar, pero sí nos dejamos caer desde aquí, nos exponemos a rompernos una pierna.

Hubo una pausa. Los chicos se sentaron sobre sus piernas dobladas y se pusieron a pensar intensamente.

—El sótano tiene que pertenecer a una de estas construcciones —dijo Jack—. ¿Pero a cuál de ellas?

Puede enlazar con todas porque el agujero está justamente en el centro del patio.

—¿Qué importa que pertenezca a una o a otra? —dijo Peter.

—¡Quién sabe! —dijo Jack—. Podríamos averiguar si en alguna de estas casas hay una de esas sociedades que se interesan por los perros.

—Tal vez sea una buena idea —dijo Peter, vacilando—. De todas formas, ahora volvamos a colocar la tapa en su sitio y pongamos la caja encima. No quiero que nadie pueda sospechar que hemos descubierto sus secretos, aunque sólo sea en parte.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.